Una vez más, David nos cuenta en su espacio personal cómo fue el concierto del pasado viernes desde su particular punto de vista. Ya lo hizo en el concierto que ofrecimos en Santutxu en Julio, y ahora repite crónica. Os dejamos por aquí algunos para podáis saber de un modo más personal cómo fue el concierto de los Inner.
Lo cierto es que llegamos un poco tarde al lugar, debido a problemillas logísticos que nos demoraron más de lo deseable, pero finalmente los dos innervehículos arrimaron sus culetes al escenario montado en la calle Miguel Servet. La descarga y montaje fue bastante rápido, ya que Fiend ya tenía su equipo prácticamente preparado.
Una vez todo colocado, comenzó la prueba de sonido. Primero Fiend y después nosotros. Era la primera vez que tocaba sonorizado por mesa, y la experiencia fue genial. Tanto desde fuera del escenario como por los monitores internos se escuchaba al resto de maravilla, y Edu, el técnico, subió unas cuantas veces para hablar con todos sobre si tenía que hacer algún cambio.
Satisfechos con su labor, nos fuimos a las diez y media a cenar a un bar cercano, donde la asociación de vecinos nos había preparado un festín al que algunos no le pudieron dedicar la efusividad deseada: empezábamos a tocar a las 11. No recuerdo el nombre del sitio, pero el pulpo era canela fina.
Y allí estábamos otra vez sobre el escenario los cuatro, con Ziortza entre las filas de un público que no era escaso ni numeroso. Qué delicia de sonido, siento ser pesado pero qué bien se escuchaba todo. Uno a uno desfilaron los temas: Intro, El camino, The same Shit, Children of the Damned (Iron Maiden), In morrows name, I Surrender (Rainbow), They are calling, Maldito sea tu nombre (Ángeles del Infierno), Tiempo perdido, Derroche (Pedro Guerra), No y Outro. Eliminamos a última hora el teórico tema final, Cum’on feel the noize (Quiet Riot), ya que algunos vecinos se habían quejado y nos pidieron que acortasemos un poco.
Saltaron después los contundentes Fiend, quienes desgranaron sus profundos riffs en su Sestao de origen. Entre sus temas infiltraron, como no, alguna versión; y en una de ellas solicitaron la colaboración de algún espontáneo del público. Fernan, tanto por voluntad propia como por cierto «empujoncillo» de algún calvo con barba, gafas y mala leche cercano, fue el agraciado de propiciarnos este fantástico dueto, tributo a todo un clásico de los Judas:
Si queréis leer esta historia completa y otras muchas de mano del bueno de David no dudéis dejaros caer por su espacio en la red.
A este paso, tendré que plantearme cobrar derechos de autor por mis letras… ¡¡mira que os echo a la SGAE encima!!