El visionado del video, el trasto inútil, la codorniz, la búsqueda de aparcamiento, la búsqueda de cena… Todas estas y muchas más son algunas de las tradiciones que acompañan en cada concierto a los INNER TURBULENCE. Y de un tiempo a esta parte, David, el genial guitarrista del instrumento colorado nos deleita con su particular versión de los hechos desde su blog personal.
Os dejamos algunos fragmentos pero os recomendamos la lectura completa de la cŕonica.
Ayer habíamos quedado los Inner a las 15:30 en el local. Cuando estaba llegando, caían algunas gotas en el parabrisas; mmm, no presagiaba nada bueno. Ya en el cuartel general, nos dispusimos a cargar los bártulos. Fue una tarea bastante rápida, ya que estaba todo preparado desde el día anterior y, además, compartíamos equipo con los otros dos grupos que iban a tocar esa misma noche.
Ya en marcha, empezó a llover de nuevo; pero, por desgracia, de manera más intensa. No era un aguacero, pero era una cortina de agua constante. Los técnicos estaban aún descargando el equipo de sonido y luces, por lo que tuvimos que aguardar un buen rato para poder descargar los vehículos y proceder al montaje.
La lluvia continuaba, con las consiguientes molestias y retrasos; de hecho, la prueba de sonido la hicimos sobre las siete, cuando estaba programada para las cinco y cuarto. Aún así, los bolos comenzaron a la hora prevista.
Y, por último, los Inner. La lluvia seguía sin retornar, hecho celebrado por la concurrencia agrupada en torno al escenario. Teniendo en cuenta la hora y que era un día entre semana, desde aquí he de dar un sentido homenaje a aquellos que aguantaron hasta el final de nuestra actuación; tanto a fans conocidos como a aquellos que nos veían por primera vez.